EL BANDONEONISTA
Cada vez que miro ese farolito, la nostalgia
invade mi alma y me emociono porque lo asocio con el tango, música ciudadana de mi querido país: Argentina.
De pronto, sin que me dé cuenta, aparece tu imagen con
el bandoneón desgranando notas que eran el deleite de los transeúntes que se
acercaban a escucharte.
Hasta me parece ver tu cara, tus gestos..., tu mirada
como si estuvieras en otro mundo, en tu universo musical.
Muchacho humilde de los suburbios del Buenos Aires de
largo tiempo atrás.
El Buenos Aires de los cafetines, de la percanta que
un día se fue y te dejó, a ti, que creías saberlo todo sobre el amor.
¿Dónde estás bandoneonista?
¡Cuántas historias de vida podrías contar...!
Por eso, cada vez que paso y veo ese farolito, me
parece escuchar los suaves compases musicales que desgranaba tu bandoneón.
Y vuelvo a emocionarme al recordarte, humilde
muchachito de arrabal.
Raquel Bussi