Búsqueda de fragancias que caracolean en el tiempo de sonrisas que anidan esperanzas...del lenguaje que dé solidez al verso y la prosa...de entregas, silencios y de una mística en la belleza, que resuman dignidad y respeto a la palabra.

Beatriz Mattar de Vergara

miércoles, 24 de febrero de 2016

Teresita Fava de Maggi



CURITA PIADOSO DE LAS MONTAÑAS

- A José Gabriel del Rosario Brochero -

En una humilde cama,
un corazón cansado
palpita cada vez más lento.
Los ojos del anciano enfermo están abiertos.
Todo es tinieblas,
no ven la luz.
Sobre su lecho, una cruz…
Afuera, el viento,
los pájaros,
las altas cumbres,
el río de agua fresca,
¡La vida!...

Adentro,
como una vela que se apaga,
agoniza el cura bueno.
¿Qué tienes en mente padrecito?
¿Dónde están tus pensamientos?

Ya no puedes detenerte
a la orilla del camino,
ni contemplar a las aves
que te endulzaban con trinos.

Ya no golpeas los ranchos,
buscando niños sufridos,                
ni puedes fabricar ladrillos          
con la mula y tus amigos.
¿Y esos labios que están quietos?
Eran alabanzas al Cielo
para pedirle al Señor
por los moribundos, enfermos,
por las pestes y el dolor.

Quisiste ser como ellos.
Sentir en tu propio cuerpo
las llagas de sus martirios.
Por eso, apóstol serrano,
curita piadoso de las montañas,
estás ahí, enfermo y pobre… apagándote…
                                                                                
Día de verano…
Hace mucho calor. No hay viento.
Todo es quietud,
el valle… tu corazón y tu sufrimiento.


Teresita Fava de Maggi

Publicado en la Antología "Un mar de palabras"
Diciembre de 2015