AUSENCIA
Resbalan ardientes
las húmedas migajas residuales
de mi pena por tu ausencia
Mi pena…
Tenaz, constante,
desbarata mis sueños,
diluye mis esperanzas,
lastima, horada
mi alma vulnerable
Mi pena…
Sólo el tiempo
en su eterno devenir
podría atenuarla,
mitigando su furia,
poniendo sobre ella
una pátina de olvido.
Sólo el tiempo es mi aliado,
yo confío y espero…
Pero si me es esquivo
y no llega el consuelo,
emprenderé mi viaje,
enmarañada en la tristeza
que me dejó tu ausencia.
Alma Carrión de Dal Bó
YA NO…
No estás, no estás…
Ya no sangra la herida.
Todo lo cura el tiempo,
todo lo borra.
Cómplice silencioso de mis
células
que en vano intentan
retener un retazo de aquel
tiempo.
Mi boca ya no puede
recordar
el sabor de tus labios.
Mi piel ha olvidado el
calor de la tuya.
Conservo aún el gesto
tierno,
(el amor después del amor),
recostada en el hueco de tu
hombro,
tu mano acomodaba mi pelo,
despejando el rostro.
Y tu olor-sudor mezclado
con el mío.
Tus dedos.
Las yemas de tus dedos
en mi espalda.
El amor después del amor…
¿Cuánto tardará mi piel en
traicionarme
y borrar también esos
recuerdos?
Adriana Mónica Roelofs