Búsqueda de fragancias que caracolean en el tiempo de sonrisas que anidan esperanzas...del lenguaje que dé solidez al verso y la prosa...de entregas, silencios y de una mística en la belleza, que resuman dignidad y respeto a la palabra.

Beatriz Mattar de Vergara

viernes, 16 de diciembre de 2016

Inés María Quilez de Monge


BARRILETE

De la mano de un niño volaste.
Llevabas sus sueños en cada color.
En límpido infinito despliegas tu vuelo,
como una gaviota que extiende sus alas
en busca de un nido de paz y de amor.
La tarde brillante recibe tu impronta
y en ella el mensaje de su corazón.
El niño te observa con sublime arrobo
estático, inerme en el cielo azul.
Un mensaje puro envía a los ángeles,
pide para el mundo, un manto de paz.
Utópico grito que vibra en el aire,
una brisa suave te hace balancear.
Te percibe el niño cansado en tu vuelo,
presume al instante desearás bajar.
En las misceláneas de bellos colores
se intuye incipiente el atardecer.
El sol se recuesta sobre el horizonte.
El niño repliega tu extenso cordel.
Elevaste el deseo de todos los hombres,
barrilete humilde, alma de papel.

Inés María Quilez de Monge

Mención de Honor Género Poesía
Certamen Nacional de Literatura “Rafael J. Hernández”
Programa Literario Ecológico “Y volverán a ser árboles”
Pehuajó – Buenos Aires



miércoles, 30 de noviembre de 2016

Fin de Ciclo 2016


Con una cordial reunión finalizó el Ciclo de Actividades 2016 del Taller Literario “Letras y Sonidos”. Ágape, postres, brindis y entrega de Certificados…



miércoles, 9 de noviembre de 2016

Jorge Emilio Bossa


CIENO

La tarde, con su agobio a cuestas, se tiende sobre el horizonte en pos de su diario y merecido descanso. Una colcha multicolor la abriga del relente que empieza a envolverla. La umbría se apodera de las alturas y apaga el viejo faro, para dar paso a un estático desfile de antorchas de neón.
Una joven mujer comienza a preparar la cena para su hijo. Cena de la que ella, como muchas veces ocurre, no podrá ser parte, a causa del abandono, la falta de trabajo y la consecuente oquedad de sus bolsillos.
Luego lo hará dormir y se marchará, para hundir otra vez sus altos tacos en el cieno de la noche.
Quizás mañana, si la suerte ayuda, el almuerzo sea para los dos.

Jorge Emilio Bossa

Primera Mención Género Cuento Breve
Categoría “D” (Adultos)
15º Certamen Literario Nacional “Leopoldo Lugones 2016”
Fundación Educacional de la Usina Popular Cooperativa
Necochea (Bs. As.), Noviembre de 2016




martes, 25 de octubre de 2016

Laura Estela León



Valle serrano
Bello atardecer invernal.
Los árboles despojados de verdes
contemplan el cielo pintado
por las manos traviesas del viento.
Quietud, silencio...
silencio rumoroso
- gran espacio - 
cuando ... como emergido
irrumpe un brioso
caballo blanco.
El valle serrano 
va llenándose de vida.

                            Laura



Breve
Breve el suspiro
con sabor salado.
Breve la brisa 
donde en los rosales
se perla el rocío.
Breve los instantes
- éxtasis y plenitud... 
                                  del amor.
Breve el silencio
- dádiva - del universo sideral.
Breve el apuro
astillando sueños.
Breve el grito de dolor
que da la vida.
Larga la vida para la soberbia y la envidia.
Breve el tiempo para dar sin mirar.
Breve, muy breve
... para la humildad.
                                     
           Laura



miércoles, 19 de octubre de 2016

Ester Cerino


         DONDE LA LUJURIA ES VERDE

         En tierras de Tiquicia, refugio inagotable de vida, la abundancia y los excesos sensoriales se tiñen de colores.
Costa Rica es un país donde la exuberancia de su naturaleza y la diversidad de sus paisajes son una incitación permanente para alabar al Creador.
         Los retumbos de sus volcanes, la calidez de sus playas, el sonido de ríos y cascadas y las incontables formas de vida conforman un paisaje idílico, de ensoñaciones románticas y mágicas.
         Caminar por los senderos de la selva borra el tiempo, detiene toda rutina y crea en el alma un estado de embriaguez único y sanador de los dolores y heridas ocasionados por el vivir.
         El equilibrio y la armonía de la naturaleza nos lleva a pensar nuestra existencia desde otra dimensión. Una dimensión donde hasta la muerte alimenta, sustenta y sostiene el inicio de una nueva vida.
         Es un lugar donde la lujuria es verde.
         Los sentidos se exacerban en el bosque nuboso, universo misterioso donde la flora tapiza los refugios cálidos y protectores de la espesura selvática.
         Matices de verde se expanden por el paisaje, con distintas texturas, dimensiones y formas. Musgos y epífitas cubren el sendero y los troncos de especies vegetales que superan los treinta metros de altura.
         Deslumbrantes helechos arbóreos de erguidos estípites, en cuyo extremo nacen las grandes hojas y gruesos báculos espiralados, sorprenden asomándose entre la tupida vegetación.
         Una corona de nubes permanentes, oculta el dosel vegetal. Si el caminante se detiene unos instantes, puede escuchar el suave sonido de las gotas de agua que nacen en las nubes y se deslizan por el follaje.
         Hongos blancos, rojos, anaranjados y ocres, como esferas perladas o como ornamentos ondulados, semejan el ropaje de un hada escondida en la oquedad húmeda y tenebrosa que, en su huida presurosa, no advierte que los volados de su vestido quedaron atrapados entre las patas peludas de una tarántula.
         Mariposas multicolores pululan por los senderos, pequeñas, suaves, buscando libar el néctar de las flores que se esconden en los recovecos formados por raíces aéreas y especies trepadoras.
         Por puentes colgantes se atraviesa la maraña de las copas de los árboles y al llegar otra vez a sendero firme, cambian las notas musicales. Ahora es el río rebulléndose entre las piedras de su lecho. Hay orquídeas y bromelias. Destaca un anturio rojo, como corazón sangrante.
         ¡Vida! Es el bosque nuboso costarricense. Sonidos, aromas y colores. La guaria morada y el canto del yigüirro. Passifloras multicolores se asoman aquí y allá mostrando en pétalos y estambres los estigmas de la Pasión de Nuestro Señor como presencia terrenal del Hacedor de la vida. Costa Rica es, como lo expresa el saludo coloquial de sus habitantes…

¡PURA VIDA!
Ester Cerino

San Francisco, 20 de agosto de 2016






miércoles, 28 de septiembre de 2016

Inés Quilez de Monge


HOMBRES DE CAMPO

Bajo la enramada de la vieja casa
descansan los hombres tras ardua jornada.
Ojos entornados para ver distancias,
aspiran el áspero olor a tormenta.
El cielo oscurece, las ramas se agitan
nubes andariegas apuran su marcha.
Se mecen, danzan, empujan ufanas
brillan los relámpagos fugaces estallan.
Ya el viento arremete, sonido a metralla.
Hombres que mantienen sus miradas altas
saben lo que esperan, las tristes simientes
bajo tierra seca con ansias de agua.
¡Benditas las gotas! ¡Bendita la lluvia!
Resuenan los techos con blanca frescura.
Pava y mate en manos, compañeros fieles.
Brasero al rojo calor de las llamas,
calidez del humo en busca de aire.
Lluvia cantarina cual dulce cascada.
La tierra agradece con brunas palabras.
Semillas sedientas absorben el agua.
Hombre de campo es ésta tu paga.
Plantas arrogantes y espigas doradas.
Será suave el gusto a uvas maduras
del vino que bese las secas gargantas.
Tierno y dorado el pan en las mesas,
como en los altares oraciones sacras.
Hombre campesino, seguirá tu esfuerzo,
en arduas tareas y jornadas largas….

Inés Quilez de Monge

Primer Premio Categoría “D” (Mayores)
Undécimo Certamen Literario Regional
“…Arrojando Palabras al Cielo…”
Biblioteca Popular “Walter Gúnziger”
Matilde (Santa Fe), Septiembre de 2016






Beatriz devuelve a Myriam el mando del taller…


Alguien dijo que Neruda es el Pacífico, el Atlántico y el Mediterráneo. Myriam es América y Europa. Con motivo de su regreso, hago entrega de este bastón (obra de la Flia. Quilez – Monge) que para mí no es símbolo de autoridad, sino la síntesis de mi responsabilidad durante los encuentros con un grupo humano especial, me animo a decir.
Supo esmerarse, lucirse en Certámenes, ser generoso en las respuestas a mis iniciativas.
Todo permitió notar el deseo de superación que alienta el caminar en el mundo de las letras.
Gracias Letras y Sonidos.
Myriam, mi tarea queda en tus manos.

Beatriz Mattar de Vergara









Jorge Emilio Bossa


EL VOLCÁN

El volcán hunde su silueta en la noche.
Es una daga roma que no quiere lastimarla.
Y le cuenta sus secretos a la luna,
a quien usa como almohada.
Le habla de unos dioses de fuego
que habitan lo más hondo de sus entrañas
y quieren vomitar toda su furia
y hacerla estallar en su garganta.
Esa ira feroz es contra el hombre,
quien la piel del planeta maltrata,
y su paso por ella es más nocivo
que un ardiente río de lava.

Pero él no quiere ser mensajero
de los dioses y su saña.
Se niega a ser un Krakatoa
o el Vesubio que Pompeya arrasara.
No desea emular a los humanos
y al mundo escaldarle la cara
y se guarda el fuego en su interior.
El volcán no sabe de venganzas.
Él no quiere mancillar con cenizas
a esa luna inmaculada.
Solo quiere susurrarle cada noche
unos versos de amor y esperanza.

Jorge Emilio Bossa

Mención Género Poesía
15º Concurso Literario Nacional
Asociación Civil Arte y Cultura de Merlo
San Antonio de Padua (Bs. As.), Agosto de 2016



viernes, 15 de julio de 2016

Inés María Quilez


TE RECUERDO PADRE

“La Veloce” se llamaba el barco aquel que te trajo,
siendo aún niño, desde tu querida España.
En la bonita Valencia, se abrieron tus ojos mansos.
Una madre temerosa de la guerra  amenazante,
un padre que con valor, con espíritu templado,
decididos a emigrar, uniendo amor con pesares.
El mar arrulló las penas, el sol entibió las almas
un país los recibía, gran potencia se insinuaba.
Arrojaron las semillas en profundos surcos yermos,
las regaron con sudores de tremebundos veranos,
y lágrimas de tormentos en las noches  de nostalgias.
Cuánto arrojo, cuántos días en extensiones de campo.
Matorrales, paja brava, tierras inhóspitas crueles,
ellos nunca se arredraron, invocaron al Señor
con suplicantes plegarias.
Inefables esperanzas, arraigaron en sus almas
de ver campiñas muy verdes, flores y espigas doradas.
Aun te veo padre mío con tus ropas empolvadas,
cuando volvías del campo, tras una larga jornada,
conjugaban tus esfuerzos, con mi bella tierna infancia.
No fueron vanos ejemplos, quedó tu ruta marcada.
Tu generoso legado de honestidad y trabajo
cual bendición has dejado.
Gracias por siempre te digo. ¡Te dice gracias mi Patria!

Inés María Quilez



jueves, 7 de julio de 2016

Bicentenario


Festejos por el Bicentenario de la Independencia Argentina en "Letras y Sonidos"...







jueves, 30 de junio de 2016

jueves, 16 de junio de 2016

sábado, 28 de mayo de 2016

Festival "Palabra en el mundo"


Presencia de “Letras y Sonidos” en el X FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA “PALABRA EN EL MUNDO”

San Francisco, 15 de Mayo de 2016







sábado, 30 de abril de 2016

“Acercando Distancias”


Ganadores del Tercer Concurso Literario “Acercando Distancias”, organizado por la Comunidad Marchigiana de San Francisco (Cba.):

GÉNERO POESÍA:

Primer Premio: “LA TETERA” de Inés María Quilez de Monge.
Segundo Premio: “EL TREN DE PASAJEROS” de Yudita Battione (f).
Tercer Premio: “LOS OJOS DEL ABUELO” de Silvana María Mandrille.
Cuarto Premio: “QUIERO ACORTAR DISTANCIAS” de Myriam Lucía Taverna.
Quinto Premio: “RUEDA DEL DESTINO” de María Teresa Pavía de Picco.

GÉNERO NARRATIVA:

Primer Premio: “EL NACIMIENTO DE PIETRO” de Norma Lucía Borello de Felizia.
Segundo Premio: “EL VESTIDO ROSADO” de María Rosa Curtino de Beccarini.
Tercer Premio: “EL MANTEL” de Myriam Lucía Taverna.
Cuarto Premio: “DIARIO ÍNTIMO DE LUCÍA (INMIGRANTE)” de Teresita Bovio Dussin.
Quinto Premio: “CON EL CARIÑO DE SIEMPRE” de Martha Beatriz Damiano.

San Francisco (Cba.), Abril de 2016.
















Trabajos premiados de Taller Literario “Letras y Sonidos”…

LA TETERA

Hermosa y vieja tetera
que en mi comedor descansas,
de las manos de mi abuela
que tantas veces te usara,
me resurge su recuerdo.
Juntas vinieron de Italia.
Revives aquellos días, hace tiempo…
Esos días de mi infancia,
cuando en el patio jugaba
al tejo con mis hermanas.
Abuela de cabellos blancos,
a merendar nos llamaba.
Estabas sobre la mesa, tetera,
con esa flor en tu panza,
flor azul con hojas verdes
un cisne me recordabas,
tu cuello elegante y fino
tal vez con trazos de magia
Otoño, mañana tibia, víspera de mi boda,
hasta mis manos llegabas.
Fue el regalo de un tío
junto a ese trozo de historia
generoso me entregara.
Desde mi sillón te observo
en un mueble de mi casa
y parece que me hablaras.
Me cuentas del viaje largo…
que mis abuelos hicieron
y en sus baúles estabas.
No las puedo contener,
ruedan por mi rostro lágrimas.
Tienes corazón de abuela,
tu alma es italiana.
Por siempre serás mi norte…
¡Hermosa tetera blanca!

Inés María Quilez de Monge


QUIERO ACORTAR DISTANCIAS

Dame tu mano amigo,
extiéndela a través de la distancia,
haz que no tema atravesar el agua
que separa tu tierra de la mía.
Necesito…, ir en busca de luz,
la luz solar que en tu patria brilla a raudales,
porque llevo mis huesos ateridos.
Iré en busca de paz.
Estoy cansado de oír, aún cuando duermo,
el fragor de metralla que taladra
las carnes y el oído.
Necesito
encontrar al despertarme
un cielo azul, despejado, prolijo,
el vuelo de aves cantándole a la aurora
un himno de alabanzas con sus trinos.
Quiero un abrazo franco,
un mantel extendido
sobre la hierba fresca del verano,
nuestros vasos con vino
entrechocarse en un brindis fraterno
tus ojos reflejándose en los míos.
Quiero…
acortar las distancias.
Quiero…
sentirme protegido.
Quiero…
poder saltar el charco
y estrecharte en mis brazos amigo…
¡Amigo!

Myriam Lucía Taverna


RUEDA DEL DESTINO

Todavía hacía frío…
la primavera europea comenzaba
a desempolvar sus vestidos,
cuando aquella familia
partía desde el puerto de Génova.
Sólo las gaviotas les despidieron
con sus pañuelos de plumas…
y ya sobre el barco,
las oscuras crestas de muselina,
parecían querer alcanzar la cubierta,
para ahogarle los sueños…
Sueños deshilachados
de inmigrantes que dejaban atrás
su suelo… el pueblo de nubes
de algodón y montañas silentes.
Todo había perdido encanto…
por la guerra, el hambre,
el cañón que vomitaba espanto.
Y la familia que olía a frutos
de la tierra, a cebolla, pan y aceite,
respiró otros aromas,
encontró paisajes de verdes imposibles
y un paraíso de dorados en la tierra nueva.

Pero sus vidas no fueron como el discurrir
de un río tranquilo sin rápidos…
Necesitaron organizarse para levantar
la iglesia, donde elevar sus plegarias…
y tejer la ayuda ante tantas necesidades.
En el tiempo de cosecha, manos ajadas
estaban presentes, laboriosas y solidarias…
Al unirse, crecieron, hundieron sus raíces
en la patria de sus hijos pequeños
y la sintieron propia.
La rueda del destino giró,
giró… en dirección de la esperanza.

María Teresa Pavía de Picco


EL MANTEL

Concluye el almuerzo dominguero.
Cada comensal regresa a su hogar y quedo sola. 
Decido destender la mesa para asear la cocina.
Ya en el pequeño patio, sacudo el mantel.  Al hacerlo caen migas sobre las lajas a la vez que pinceladas de colores se elevan por el aire y tiñen los arrullos de la siesta.
Una humedad fresca dormita entre las matas. Algunas ramas se extienden hacia mí deseosas de atrapar las pequeñas flores estampadas en la tela que ondula sobre ellas.
Abrazo a mi viejo mantel y al hundir mi rostro entre sus pliegues le susurro ¡te quiero!
Está gastado por el uso pero no puedo deshacerme de él.
Llegó de Italia hace muchas décadas como obsequio que enviaron mis tías. Viajó oculto cual polizón dentro de una valija, quieto y tímido, cuidado por las ropas de mi hermano.
Fue el primer lazo filial concreto y palpable entre nosotras, ellas y yo, lejanas y desconocidas.
Lo eligieron para mí, las queridas sobrevivientes de la guerra. Sus manos lo tocaron, lo doblaron delicadamente y lo colocaron en un sobre dorado.
Transportó cariño, por eso lo quiero tanto.
Después de él llegaron cartas y fotografías que me permitieron construir parte de la historia familiar, una historia triste, como tantas, que me habló de desarraigo, despedidas y adioses. Una historia de ida sin regreso. De lágrimas derramadas a escondidas, de suspiros al aire, de besos retenidos, de susurros y confidencias hacia adentro.
Pienso en ellas, en mis tías, las que ya no están, a las que nunca podré abrazar.
Seco con mi mano una traviesa lágrima, pliego con mucho cuidado mi mantel, ese mantel que supo acercar distancias.
Y por un largo rato…, lo acaricio.

Myriam Lucía Taverna


Ilustración del poema “LA TETERA”, de Inés María Quilez de Monge.