Búsqueda de fragancias que caracolean en el tiempo de sonrisas que anidan esperanzas...del lenguaje que dé solidez al verso y la prosa...de entregas, silencios y de una mística en la belleza, que resuman dignidad y respeto a la palabra.

Beatriz Mattar de Vergara

sábado, 13 de septiembre de 2014

A Alfonsina y Atahualpa


TU MAR

Llegué a tu playa,
buscando el azul de tu mar.
Levité transportada en la bruma
entre celestes de cielo y azul verde mar.

Mis ojos buscaban señales
entre los chispeantes
fuegos de luz.
Eran juegos fatuos 
danzando en las crestas,
reflejo dorado, cola de cometa,
camino soñado de sol, sobre el mar.

Por él avanzaste resuelta Alfonsina,
y luego, te alzaste en vuelo fugaz.
Quedaste en el aire, en las nubes, las olas.
Tu espíritu viaja prendido a las alas
del ave más bella, de las velas más blancas,
del barco más níveo que navega tu mar.

No pude encontrarte, pero sentí tu presencia,
allí sobre el oro que abraza tu mar.
Dos improntas seguían mi andar trasmutando…
era otra, mi alma, tu alma,
mis ojos tus ojos,
mis manos palomas de ademanes etéreos,
mi voz, otra voz, con las palabras del viento…
tu poema doliente, empapado de sal.

Entonces, ese día de octubre sereno
me sentí Alfonsina a la orilla del mar,
Anfitrite viajando en carro de nácar,
vestida de niebla, mojada de espuma,
envuelta en tu magia misteriosa marina,
como tú “aquella tarde divina de octubre”
que paseaste buscando el abrigo del mar.

María Teresa Pavía de Picco



HOMENAJE A ATAHUALPA YUPANQUI


“¿Dónde está mi corazón
que se fue tras la esperanza?
Tengo miedo que la noche
me deje también sin alma…”

Atahualpa Yupanqui
Anochece en el Cerro Colorado.
Todo es silencio.
Callaron los trinos.
A lo lejos un gemido.
Es un viento suave
hamacando los nidos.
Un perfume a hierbas,
en la noche fría,
abriga el amargo
dolor de una partida.
La tierra recogió,
como una ofrenda palpitante,
aquella voz,
su último aliento,
sus últimos versos,
su último adiós…

Teresita Fava de Maggi