Búsqueda de fragancias que caracolean en el tiempo de sonrisas que anidan esperanzas...del lenguaje que dé solidez al verso y la prosa...de entregas, silencios y de una mística en la belleza, que resuman dignidad y respeto a la palabra.

Beatriz Mattar de Vergara

viernes, 21 de marzo de 2014

Beatriz Mattar de Vergara


OTOÑO

Metáfora saltarina 
en el oro de tu sombra.
Desnudas las esencias caminantes
del tiempo en remolinos 
y te haces serenatas 
en el trino mañanero, 
ascético arpegio 
de románticos sonidos.

En tus ánforas pintados 
quedan sueños y rocíos,
plegarias inocentes 
y leyendas deshojadas...
Queda el paso de tu luna,
duendecillo de plateros,
en el mundo pequeñito
de un rincón que se ha dormido.


¡ALLÍ ESTABAS...! 


El mar confiaba 
sus secretos a la arena, 
mientras el sol lo matizaba risueño.
Las caracolas juguetonas,
mimosas, acariciaban tus pies.
Querían darte fuerzas 
y reafirmar tus pasos.
¡Cariló y su playa!
Un poema sin tiempos, 
alquimia de un ideal,
pinos reverentes
y símbolos que atardecen 
en crepúsculos callados...
¡Allí estabas hijo!
Reías como si tuvieras 
un cielo en el corazón.

Así te recuerdo hoy.
Ríe también y... espera,
una ronda de pájaros 
te entregara el abrazo
que te mando desde casa.
Mamá

Para Alejandro Javier Vergara

Beatriz Mattar de Vergara

 

viernes, 7 de marzo de 2014

Alma y Adriana


AUSENCIA


Resbalan ardientes
las húmedas migajas residuales
de mi pena por tu ausencia

Mi pena…
Tenaz, constante,
desbarata mis sueños,
diluye mis esperanzas,
lastima, horada
mi alma vulnerable

Mi pena…
Sólo el tiempo
en su eterno devenir
podría atenuarla,
mitigando su furia,
poniendo sobre ella
una pátina de olvido.
Sólo el tiempo es mi aliado,
yo confío y espero…

Pero si me es esquivo
y no llega el consuelo,
emprenderé mi viaje,
enmarañada en la tristeza
que me dejó tu ausencia.

Alma Carrión de Dal Bó

 

 

YA NO…
      
No estás, no estás…
Ya no sangra la herida.
Todo lo cura el tiempo,
todo lo borra.
Cómplice silencioso de mis células
que en vano intentan
retener un retazo de aquel tiempo.
Mi boca ya no puede recordar
el sabor de tus labios.
Mi piel ha olvidado el calor de la tuya.
Conservo aún el gesto tierno,
(el amor después del amor),
recostada en el hueco de tu hombro,
tu mano acomodaba mi pelo,
despejando el rostro.
Y tu olor-sudor mezclado con el mío.
Tus dedos.
Las yemas de tus dedos
en mi espalda.
El amor después del amor…
¿Cuánto tardará mi piel en traicionarme
y borrar también esos recuerdos?

Adriana Mónica Roelofs