Búsqueda de fragancias que caracolean en el tiempo de sonrisas que anidan esperanzas...del lenguaje que dé solidez al verso y la prosa...de entregas, silencios y de una mística en la belleza, que resuman dignidad y respeto a la palabra.

Beatriz Mattar de Vergara

domingo, 27 de marzo de 2016

Maria Elisabeth Noria Martínez

MUÑECAS ROTAS

- A Marita -

         Una mujer murió en manos de su expareja, delante de los niños bajo su cuidado.
         Mucho hay que hacer para lograr proteger a las mujeres, para que no mueran por serlo.
         Cayó como una muñeca de trapo en manos de un niño enfurecido, como si hubiese pasado de moda.
         ¡Cuántas víctimas!
         ¡No más muñecas rotas!

Maria Elisabeth Noria Martínez

Publicado en la Antología “Un mar de palabras”
Diciembre de 2015

Jorge Emilio Bossa

LA ESPERA

Ella se asoma a su balcón, a su puerto.
Abajo, el mar de cemento comienza a aquietarse. La marea humana aplaca sus aguas. La ciudad se argenta con el brillo lunar.
Ella espera a aquel marino que una noche vistió su piel de sal.
Él tiene un amor en cada balcón.

Jorge Emilio Bossa

Publicado en la Antología “Un mar de palabras”
Diciembre de 2015

Laura Estela León

PAISAJE Y MISTERIO

El sol se estira perezoso. Largas sombras,
tibio arco iris e infinitos matices.
El paisaje se pinta así desde el puente
mientras las aguas del Jarama y el Tajuña,
llegan mansas… afluentes deseosas
de entrar al Atlántico, como dedos del río Tajo.
Entre el roquedal lento se adormece el río
y tiritan los sauces en hilera
mojando sus cabelleras.
Invade el paisaje… sigo en el puente
y se adueña el ensueño, cuando
la presencia de un hombre
de cansino y silente andar, inspira mi curiosidad.
Llega sorteando guijarros y ramas,
casi con alegría de niño
cuidando su travesura.
Se inclina peligrosamente
hasta que el río moja sus manos.
Las mira, las frota como queriendo guardar
hasta la última gota.
El río Tajo, tal vez, acarició las manos del anciano
mientras la noche caía envolvente y tibia sobre nosotros.
Ya no busco las aguas… se las llevó la corriente.
El cielo se deshizo, la luna se quebró
y me llega el desencanto.
¿Se fue Saramago con sus manos húmedas
o la ilusión hizo la magia del momento?
Una melodía teje ante mis ojos, escenas recientes.
La melodía es misterio.

Laura Estela León

Publicado en la Antología “Un mar de palabras”
Diciembre de 2015


Lidia Berta Fortuna

PRODIGIO

El hombre está como una bestia exilada de la comunidad. Perdió su espíritu alegre y despreocupado. Ya sin vitalidad y agotadas sus fuerzas siente hambre y sed. Acaso era su misión personal retirarse a una región profunda del bosque, para rezar sin descanso.
Siente que solamente un milagro podrá salvarlo.
Comienza a rezar fervorosamente, famélico y casi extraviada su razón. Descubre la llegada de un perro que tiene en su boca un mendrugo de pan, el que deja caer cerca de sus manos. En silencio se arrodilla a su lado y descubre las partes de ese cuerpo que arde en llagas. Con profundo sentimiento humano, acerca su boca sobre ellas y se retira con tristeza.
Al día siguiente, vuelve a cumplir su recorrido, con un pedazo de pan que lo deposita a su lado.
Al ser descubierto por su amo, éste trata de ayudar al exilado.

El inteligente y bondadoso animal quedó reconocido en el mundo como “El milagro del perro de San Roque”.

Lidia Berta Fortuna

Publicado en la Antología “Un mar de palabras”
Diciembre de 2015

Blanca Bonafede

SILENCIO

Silencio nocturno.
         Silencio del azabache de la noche.
         Serenidad aquí y más allá.
El silencio es dueño, todos duermen.
         Solo algún pájaro, que perdió su rumbo,
         y allí quedó al amparo de algunas ramas.
Cuando el silencio reclame descanso,
el hombre regresará a su fajina diaria.
         El silencio de la noche no invita a palabras.
         ¡Qué nadie cante! No lo despierten.
El silencio solo despertará… con el rey sol.
         Y solo él reclamará su trono.

Blanca Bonafede

Publicado en la Antología “Un mar de palabras”
Diciembre de 2015

Raquel Bussi

NOSTALGIA

Cuándo está sola en su casa, le parece más grande. Su alma se inunda de recuerdos alegres y la nostalgia da vuelta las hojas del pasado.
Es entonces que en la memoria del corazón aparecen los rostros de sus queridos amigos, vivencias compartidas.
Esto alimenta su espíritu, le da fuerzas para seguir el camino, intenta ser peregrina de las palabras aunque a veces la hoja en blanco la mire de reojo. Necesita expresarse, aunque le cuesta ¡Pero aún así, insiste!

Raquel Bussi

Publicado en la Antología “Un mar de palabras”
Diciembre de 2015

martes, 8 de marzo de 2016

Alma Carrión de Dal Bó

REFLEJOS
- Ante un cuadro del pintor Luis Taverna -

La luna enmarañada en los tules
de nubes recién anochecidas,
rompe el oscuro manto de la noche
y  baña con su luz el caserío
que en las orillas del río se adormece.

Un aquelarre de cintas de colores
ondean en las aguas con las olas
y estallan como fuegos de artificio
en una esplendorosa ceremonia.

Tan humildes las casas, tan sencillas,
tantas historias de vida entre sus muros.
Durante el día, tan frágiles al verlas,
mas en la noche, la magia de la luna
las ilumina con brillos y colores.

¡Tanta belleza en el modesto suelo!
¡Tanta riqueza en el paisaje pobre!

Alma Carrión de Dal Bó

Publicado en la Antología “Un mar de palabras”
Diciembre de 2015

domingo, 6 de marzo de 2016

Ester Gallardo

QUÉ LE DIRÉ AL AMOR

Qué le diré al AMOR cuando me diga
que ha pasado a mi lado y no lo he visto,
que he callado mis risas y mis llantos
y he apagado la luz de mis estrellas.
Qué le diré al AMOR cuando me diga
que ha llamado insistente a mi ventana
y he cerrado mis ojos por no verlo
y he sellado mis labios sin nombrarlo.
Cuando pasen los días y las noches
y no quede ningún amanecer,
qué le diré al AMOR cuando me diga
que cuando me llamó, yo me alejé.

Ester Gallardo

Publicado en la Antología “Un mar de palabras”
Diciembre de 2015

Mirian Graciela Pesasi

EL SORTILEGIO DEL PIANO

Ana se sentó frente al piano.
Comenzó a interpretar una melodía que, cuando niña, solía ejecutar con su padre.
Se sintió inmensamente feliz.
Por su mente pasaron todos los gratos momentos de su niñez y de su adolescencia.
Ahora era todo tan distinto.
Su mamá enferma..., su papá ya no estaba en este mundo.
Sonrió para sí. Aún estaba mamá y de todas maneras, atesoraba en su corazón, las vivencias de toda su vida.

Mirian Graciela Pesasi

Publicado en la Antología “Un mar de palabras”
Diciembre de 2015

Amelia Pérez de Ron

MONTAÑAS

Se recuestan en el atardecer las oscuras siluetas de las montañas. Detrás de ellas, un estallido de colores. El sol se oculta despidiendo al día. Tan distintas se perciben cuando los rayos bañan sus cumbres y laderas. Tan llenas de vida y misterio. Su vegetación danza trémula al compás del viento que alegremente despeina su follaje. Entre sus matorrales se esconden secretos de vida, ocultos, casi imperceptibles a simple vista. Pero están allí, vigilantes y atentos, acechando al intruso que vaga entre los escollos. En la cima, callados pájaros despliegan suavemente sus alas sobrevolando el espacio, bailando afrodisíacas señales divinas, tan cerca del cielo, tan lejos del suelo. Así continúan su eterno aprendizaje en el arte de sobrevivir.  
Y, como antes, como siempre, las montañas cobijan sus sueños.-

Amelia Pérez de Ron

Publicado en la Antología “Un mar de palabras”

Diciembre de 2015

María Teresa Pavía de Picco

UN PUÑADO DE SUEÑOS


Evoco un amanecer en el campo…
con esplendor
en la hierba cuando la niebla se levanta,
con la alegría de trinos que musicalizan el día,
y el crepitar temprano del fuego en la cocina.

Deseo volver a cortar el pan crujiente
y sostener el tazón sin asas que entibia las manos…
saborear el requesón o las mermeladas de la abuela
y la manteca que ayudaba a batir entusiasmada.

Había en la casa una actividad de colmena
especialmente en tiempo de siembra y cosecha.
Recuerdo el puñado de sueños dorados
que el abuelo un día, me entregó emocionado.

Entonces me dijo que en cada semilla
latente  vivía un misterio de vida,
latente vivía el prodigio del trigo,
germen del sustento de cada familia.

Fue un sembrador de quimeras…
con fe en Dios y en la simiente,
ancló su barco en la tierra nueva.   

Las mieses fueron hilando el destino…
germinó su hogar y en él,
un puñado de esperanza… sus retoños,
rubios de sol como pequeños granos maduros.

María Teresa Pavía de Picco

Publicado en la Antología “Un mar de palabras”
Diciembre de 2015