Búsqueda de fragancias que caracolean en el tiempo de sonrisas que anidan esperanzas...del lenguaje que dé solidez al verso y la prosa...de entregas, silencios y de una mística en la belleza, que resuman dignidad y respeto a la palabra.

Beatriz Mattar de Vergara

lunes, 30 de octubre de 2017

Adriana Mónica Roelofs


AL CAER LA NOCHE

-¡Adentro, chicos!
¡Ya está por caer la noche! Miré sorprendida a la abuela. No sonreía. No estaba bromeando. En realidad no era mi abuela, era la abuela de mamá, que vivía en casa por temporadas. Entré al baño. Mientras me enjabonaba no dejaba de mirar la pequeña ventanita. ¿Realmente se iba a caer la noche? Pronto la ventana estaba oscura. ¿Caerían las estrellas? Y el cielo, sobre la calle, los árboles, las casas… ¿Qué color tendría? Y la luna… ¿Dónde caería la luna? Esperaba que cerca de casa, o en el baldío que está a la vuelta… Porque si caía sobre un árbol, sobre una casa, podría romperse. ¡No me gustaría que la luna se rompiera! Me gustaría poder tocar la luna. ¿Será fría y dura como un cubito de hielo? ¿O suave y espumosa como el helado de vainilla? ¿Saldrá el sol en la mañana? ¡Por dónde, si el cielo estaba en las calles, con sus nubes, sus estrellas! ¿Se podrá andar en bicicleta sobre las nubes? Debe ser divertido… Mientras cenábamos esperé oír algún comentario, pero no me animé a preguntar… Más tarde, por las dudas, llamé a Colita y lo hice acostar sobre la alfombra, al lado de mi cama. Todos se fueron a dormir, pero yo estaba desvelada. Me levanté y fui al dormitorio de mamá. Dormían. Si estuvieran preocupados no podrían dormir, como cuando se enfermó la tía Clara. Me asomé a la ventana de la cocina. El cielo seguía allá arriba, con todas sus estrellas. Al fin me acosté. Colita dormía sobre la alfombra. Pensé que la abuela estaba algo chocha, como decía papá, a veces decía cosas sin sentido. Seguro que eran ideas locas de la abuela. ¡Seguro que sí!

Adriana Mónica Roelofs

Del libro “Un mar de palabras - Antología 2017”
del Taller Literario “Letras y Sonidos”