Búsqueda de fragancias que caracolean en el tiempo de sonrisas que anidan esperanzas...del lenguaje que dé solidez al verso y la prosa...de entregas, silencios y de una mística en la belleza, que resuman dignidad y respeto a la palabra.

Beatriz Mattar de Vergara

viernes, 20 de septiembre de 2013

Alma Carrión de Dal Bó


EL VIEJO DEL ACORDEÓN


Mis manos sarmentosas y cansadas
bailan inquietas por el teclado,
dibujando los acentos y los ritmos
de un tango tristón y arrabalero.

De pronto huyen los signos
del viejo y gastado pentagrama,
mis ojos se evaden del atril,
se pierden en la extensa lejanía,
el teclado dibuja la armonía
de una dulce y armada canzoneta
que me arrebata del tiempo y del lugar
y me lleva a aquella tierra que era mía,
tan bella, tan querida y recordada.
Después, la magia pasa, estoy de nuevo
en esta patria nueva y generosa
ensayando las notas de un tango tristón
y arrabalero.

Acaricio mi fuelle, tesoro de armonías,
abanico de recuerdos, pasaporte
                                   a la nostalgia.

Alma Carrión de Dal Bó


EL ABRAZO


Con su vestido de novia, asciende al auto,
éste arranca velozmente.
Allí está su novio, esposo ya.
Lo besa apasionadamente.
Cierra los ojos.
Sonriendo, espera el ansiado abrazo.
El estruendo la ensordece.
Hierros ardientes se retuercen,
abrazándola con fuerza.
Algunas perlas se desprenden del vestido.
Ruedan calle abajo.
Parecen lágrimas.

Alma Carrión de Dal Bó