A MADRE TERESA
Cultivó
el Señor una flor en este mundo
para
que su perfume se expanda y ennoblezca.
Envió
con ella todo su amor por los que sufren,
derramó
su caridad a manos llenas.
Quiso
enviar un ángel a la tierra,
para
que aplaque tanto desamparo.
Que
alivie el dolor de aquel que sufre,
guie
al ciego tomado de su mano.
Solo
supo cultivar amor profundo.
Su
generosidad superó su propia vida.
No
se arredró ante tantos sufrimientos
mientras
ella soportaba los martirios.
Ángel,
madre, enviada sublime,
no
me alcanzan para nombrarte las palabras.
Por
tanta abnegación, tantos ejemplos,
quiero
elevar al cielo mis plegarias.
Hoy
te glorifica todo el universo.
Sé
que en su regazo el Señor te guarda.
Inés Quilez de Monge
Integra
la antología “Mil Poemas a Sor Teresa de Calcuta”
(Isla Negra, Chile)