EL VIEJO DEL ACORDEÓN
Mis
manos sarmentosas y cansadas
bailan
inquietas por el teclado,
dibujando
los acentos y los ritmos
de
un tango tristón y arrabalero.
De
pronto huyen los signos
del
viejo y gastado pentagrama,
mis
ojos se evaden del atril,
se
pierden en la extensa lejanía,
el
teclado dibuja la armonía
de
una dulce y armada canzoneta
que
me arrebata del tiempo y del lugar
y
me lleva a aquella tierra que era mía,
tan
bella, tan querida y recordada.
Después,
la magia pasa, estoy de nuevo
en
esta patria nueva y generosa
ensayando
las notas de un tango tristón
y
arrabalero.
Acaricio
mi fuelle, tesoro de armonías,
abanico
de recuerdos, pasaporte
a
la nostalgia.
Alma
Carrión de Dal Bó
EL ABRAZO
Con
su vestido de novia, asciende al auto,
éste arranca velozmente.
éste arranca velozmente.
Allí
está su novio, esposo ya.
Lo
besa apasionadamente.
Cierra
los ojos.
Sonriendo,
espera el ansiado abrazo.
El
estruendo la ensordece.
Hierros
ardientes se retuercen,
abrazándola con fuerza.
abrazándola con fuerza.
Algunas
perlas se desprenden del vestido.
Ruedan
calle abajo.
Parecen
lágrimas.
Alma
Carrión de Dal Bó
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