LA PROMESA
Me quedé
caminando sobre las huellas
caminando sobre las huellas
de tus pasos,
por los mismos senderos
que caminamos juntos
pero huérfana, ahora,
de esperanzas.
Me quedé en la misma
casa
donde abrevó la vida.
Me senté junto a la
misma mesa
hundiéndome en la
oquedad
de tu silla vacía,
hostigada por profundos
silencios,
me acosté en la misma
cama,
abrazando sueños
viejos,
ajena de caricias,
sumida en la frialdad
de tu lugar desierto,
taladrando
mi congoja.
Me quedé, quizá debí
volar contigo,
tus alas te llevaron a
lo ignoto,
las mías, tal vez me
llevarían al olvido
y este dolor ya no
estaría.
Y me quedé en el tiempo
viviendo la vida que me
resta,
invento símbolos
absurdos
para ahuyentar los
fantasmas
de la angustia.
Camino sobre las
huellas de tus pasos
por los mismos senderos
que caminamos juntos.
Murmuro tu nombre,
tu imagen inmaterial,
siempre a mi lado,
anclada a los recuerdos
y así no morirás jamás,
mientras yo viva.
No morirás una segunda
vez.
¡Te lo prometo!
Alma Carrión de Dal Bó
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