OTOÑO
Metáfora saltarina
en el oro de tu sombra.
Desnudas las esencias caminantes
del tiempo en remolinos
y te haces serenatas
en el trino mañanero,
ascético arpegio
de románticos sonidos.
En tus ánforas pintados
quedan sueños y rocíos,
plegarias inocentes
y leyendas deshojadas...
Queda el paso de tu luna,
duendecillo de plateros,
en el mundo pequeñito
de un rincón que se ha dormido.
¡ALLÍ
ESTABAS...!
El mar confiaba
sus secretos a la arena,
mientras el sol lo matizaba risueño.
Las caracolas juguetonas,
mimosas, acariciaban tus pies.
Querían darte fuerzas
y reafirmar tus pasos.
¡Cariló y su playa!
Un poema sin tiempos,
alquimia de un ideal,
pinos reverentes
y símbolos que atardecen
en crepúsculos callados...
¡Allí estabas hijo!
Reías como si tuvieras
un cielo en el corazón.
Así te recuerdo hoy.
Ríe también y... espera,
una ronda de pájaros
te entregara el abrazo
que te mando desde casa.
Mamá
Para Alejandro Javier Vergara
Beatriz
Mattar de Vergara
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