Búsqueda de fragancias que caracolean en el tiempo de sonrisas que anidan esperanzas...del lenguaje que dé solidez al verso y la prosa...de entregas, silencios y de una mística en la belleza, que resuman dignidad y respeto a la palabra.

Beatriz Mattar de Vergara

domingo, 15 de septiembre de 2013

Myriam Graciela Pesassi

DESDE SICILIA

- Usted no debe decir de "che" a su mamá.

¿Quién me hablaba así? A mí, a una nena de diez años.
Era mi abuela Felipa.
Me parece verla, tan pequeña de cuerpo y tan grande de voluntad, abnegación y alegría.
Llegó desde Sicilia ya casada y con su hijo Luis. No fue fácil el inicio en nuevas tierras.
Vivían en el norte del país, muy cerca de los indios.
Mi abuelo y mi tío Luis eran colchoneros. La familia peregrinó por distintos lugares hasta llegar a Santa Fe.
Mi abuelo falleció joven y ella, que ya tenía diez hijos fue el pilar y el soporte de todos. Los crió con amor e inteligencia dándoles la oportunidad de tener una carrera a los varones (que fueron contadores) y un oficio las mujeres.
Me emociono cuando la recuerdo, por su valentía y por el amor que supo entregar a toda la familia.

Myriam Graciela Pesassi


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