EL ROCÍO SOBRE LA HIERBA
Del árbol que murió lentamente
se desprendieron sus ramas
y quedó un tronco solitario
a orillas del camino viejo.
Cuando llegó la primavera
y todo comenzaba a brotar,
una silvestre trepadora
se adueñó de él. Quiso darle vida,
traspasarle con su abrazo la savia
para que nuevos brotes nacieran
y vuelvan a reverdecer cada mañana.
Así llegarían nuevamente los pájaros
a dormir en la tibieza de sus ramas.
Un día sentí tristeza
al pasar por el camino viejo.
Nada quedó de mi amigo árbol.
Ni un pedazo de su madero,
ni el abrazo de aquella enredadera
con campanillas color del cielo…
Sólo… el rocío sobre la hierba.
Teresita Fava de Maggi
Del libro “Un mar de palabras -
Antología 2017” ,
del Taller Literario “Letras y
Sonidos”.
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